Escrito por: Ing. Luisa Fernanda Suarez Araujo
«Feliz día de la mujer» – me dijo esta mañana mi esposo apenas me levanté y, aunque creo que me lo dice como un formalismo más, en realidad me siento inmensamente feliz y agradecida por mi género, mi feminidad y mi ser como mujer.
A mí personalmente sí me gusta que me deseen feliz día de la mujer ¿por qué no? si es que nuestras abuelas y madres han tenido que luchar mucho para abrirse un espacio igualitario, y para abrirnos un lugar digno en la familia y en la sociedad. Yo celebro el día de la mujer más con amor que con revolución o, mejor dicho: “mi revolución es el amor”.
Cuando estudiaba en la universidad Ingeniería Civil, siendo una de las 7 mujeres de mi salón, la desigualdad numérica era evidente, pero fuimos abriendo camino en medio de nuestros compañeros de género masculino y fuimos demostrándoles y demostrándome que, ser ingeniera civil y estudiar una carrera donde el 87% son hombres, no me iba a quedar grande y fue una decisión disfrutar mi profesión con todo y el machismo con que me podría encontrar cuando empezara a ejercer.
Algo de amor propio y feminidad también perdí mientras me adaptaba a un ambiente brusco y tosco, lleno de palabras fuertes, de chistes de doble sentido, con compañeros y profesores hombres que algunas veces no entendían qué hacía una mujer estudiando esta carrera.
El rol de la mujer ha venido cambiando a través de los años y, aunque hoy en día no vivimos ni la sombra de lo que vivieron nuestras abuelas, de seguro nos falta aún mucho camino por recorrer.
No en vano este año la ONU lanzó su campaña “Soy de la Generación Igualdad: Por los derechos de las mujeres” que busca meterle el acelerador a lo que se soñó en 1995 en la Plataforma de Acción de Beijing, un programa visionario que busca el empoderamiento de las mujeres y niñas de todo el mundo.
Y es que, aunque en nuestro país (Colombia), hemos logrado tener avances en este tema, hay otros países donde muy poco se ha alcanzado, donde aún se hacen matrimonios pre concertados, donde la opinión de la mujer carece de valor, donde no podemos conducir un automóvil y mucho menos trabajar.
En cambio en Latinoamérica tenemos, por ejemplo, a Silvia Escovar asumiendo la presidencia de Terpel – quien respondió a los comentarios recientes de un líder taxista diciéndole que las mujeres no solo somos amas de casa sino que, además de nuestro rol en el hogar, también le ponemos frente a nuestras responsabilidades en el trabajo –, Rocío Nahle Secretaria de Energía del Gobierno de México – quien tiene a cargo el proyecto energético más ambicioso de México, la nueva refinería de Tabasco que le apuesta a acabar con la importación de combustible desde Estados Unidos.
Por otro lado, Leonie Roca Presidenta de AFIN (Asociación para el Fomento de la Infraestructura Nacional) en Perú – quien afirma que lo más duro ha sido equilibrar su vida familiar y laboral en una cultura donde el hombre no asume proporcionalmente su rol en el hogar –; todos estos ejemplos de mujeres que han mostrado el camino para ser valoradas en el ámbito profesional con los mismos derechos de los hombres sin dejar a un lado el papel de la mujer en la familia.
Hoy en día, y desde hace 17 años, trabajo en Pavco Wavin, una empresa donde uno de sus valores más importantes es “fomentar la diversidad”, donde nuestro equipo de trabajo está conformado en un 50% por mujeres ingenieras civiles que en su gran mayoría somos madres y esposas.
Me siento feliz cuando llego a una obra y soy tratada con el mismo respeto y dignidad con que son tratados los hombres, me siento feliz cuando veo ingenieras en cargos directivos asumiendo ser el motor emocional de sus familias y siendo el motor de todo un país, me lleno de orgullo al conocer lo que hace WICA (Women in Concrete Alliance) iniciativa liderada por Asocreto sobre la participación de las mujeres en la construcción.
Es increíble ver lo que hemos logrado hasta ahora y saber que, aunque nos queda un camino por recorrer en términos de igualdad, de seguro llegaremos a la meta sintiéndonos más mujeres, más amadas y más valoradas.
Yo invito a mis amigas, a las que son ingenieras, a las madres, a las esposas, en general a todas las mujeres, a que se dejen felicitar, a que celebren lo que hoy son como mujeres, a que celebren porque se casaron libremente, a que celebren porque su opinión es escuchada en sus trabajos, a que celebren porque son amas de casa y emprendedoras al mismo tiempo, a que celebren porque el casco y las botas las han llevado a construir más que familias.
Hoy las invito a que hagan de este día una manifestación perfecta de gratitud por haber sido creadas mujeres, valientes, verracas, emocionales y amorosas, a que su revolución sea el amor, y a que no se cansen de construir familias estables y países sostenibles.